Es hora de volver a casa. Es hora de volver a empezar, lentamente, sin dar demasiadas sacudidas al motor. Sin darle demasiadas vueltas. Con una única pregunta: ¿Volveré alguna vez a estar allí arriba, en ese lugar tan difícil de alcanzar? Allí, donde todo resulta más hermoso. Desgraciadamente, en ese mismo instante, ya sabe la respuesta. 

Te envidio. Te envidio por haberle dado esa fuerza día tras día como yo no lo hice. Simplemente, envidio la fuerza que vuestro amor tuvo y lo leve que fue el mío. No te voy a mentir, me jodió que me dejara y más que se fuera contigo, pero ahora él no está y yo no puedo hacer nada ya. Él te eligió y a mí me prefirió como a una amiga. Enhorabuena por lo que te toca y suerte.

Cuando la vida te amarga, no pienses en la gente que te odia, piensa en la gente que te ama y que puede matar a los que te odian.

Nada es tan saludable como una paliza en el momento oportuno. De pocas partidas ganadas tengo aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas.

Se aprende más en los juegos que se pierden que en las partidas que se ganan.